SE TRAGÓ LA VIDA
Yacía su cuerpo ya casi inerte sobre la blancuzca cama.
Su ensortijado cabello oscuro descansaba sobre sus hombros.
¿Cómo saber, quién era aquel hombre?
Su cara marcaba rasgos de tiempos pretéritos.
La mañana que abrió sus párpados, estaba quieto,
su mirada fija en el techo, respiró profundo y pausado
como si fuese el último suspiro del viento.
Se tragó la vida para no morir.
autora: Sonia Vilma Ravizza ©
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